La dieta mediterránea es popularmente conocida por sus cualidades saludables y nutritivas, pero, lo que muy poca gente sabe, es que también tiene muchos beneficios ambientales. Sin embargo, muy poca población española la consume de manera constante, por lo que es preocupante. Una prueba de ello es que comemos peor que hace 60 o 100 años, y eso no solo perjudica a la salud, sino que lo hacemos a costa de degradar los ecosistemas de los que dependemos con el fin de seguir produciendo alimentos.
Durante muchos años, la población española ha sufrido la escasez alimentaria, ya sea durante la Guerra Civil o en otros momentos de crisis. Sin embargo, a día de hoy hemos pasado de la falta de alimentos al exceso: exceso de consumo de comida en genera, de azúcar, de productos refinados y de proteína animal en particular; abuso en el uso de fertilizantes y pesticidas, que dañan nuestro medio ambiente; y el exceso de importaciones, que generan impactos en terceros países, como deforestación y desplazamiento de comunidades indígenas.
Por tanto, se puede deducir que tenemos un sistema agroalimentario perjudicial e inoperante. A primera vista, estos problemas no parecen que se vayan a solucionar con una profundización de la industrialización y apertura comercial, que son las circunstancias que lo han llevado hasta aquí; no queda otra que buscar alternativas esperanzadoras y eficaces como las que ofrece la agroecología.
Las prácticas agroecológicas provocan cambios a nivel de consumo, como la reducción del desperdicio y del consumo de productos de origen animal. Además, este tipo de dietas menos cárnicas tienen un alto potencial de ahorro en territorio e impactos ambientales, proporcionando dos aspectos positivos en términos de mitigación del cambio climático: la reducción de las emisiones asociadas a la producción y el secuestro de carbono en el territorio, que ya no sería necesario para la producción agraria y que se podría reforestar.
Otro factor a tener en cuenta es que, para una transición agroecológica a gran escala, no es suficiente con realizar prácticas ecológicas «en finca», sino que se necesita una mayor circularidad en un sistema agroalimentario completo para producir los nutrientes suficientes evitando fertilizantes y pesticidas de síntesis.
En conclusión, a día de hoy la situación medioambiental y la forma de producir no es la óptima de cara al futuro. La calidad de vida de la sociedad de un país puede empeorar cada vez más si no se buscan medidas alternativas para conseguir alimentos de una forma más sostenible, sin elementos químicos de por medio. La agroecología es la vía más eficaz para poner en marcha un cambio esperanzador, por lo que se necesitan más expertos en este ámbito para seguir investigando en esta idea, por el bien del planeta y de nuestra salud.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Pérez de Villegas Muñiz, L.(14-07-2022).Combinar dieta mediterránea y agroecología en España para una alimentación saludable y sostenible, El Pais, Planeta futuro, Blogs, Alterconsumismo.