La antigua estudiante del Máster en Agroecología, Desarrollo Rural y Agroturismo (MADRA) de la Universidad Miguel Hernández (UMH) Gema Andrés Aznar ha obtenido el Premio Extraordinario de la Titulación para el curso 2015/2016. Se trata de un reconocimiento al mejor expediente académico que consiste en la exención de las tasas por la expedición del título. La ingeniera agrónoma explica que el esfuerzo ha merecido la pena: “Ojalá la gente se anime a estudiarlo, para mi valió la pena porque me dio conocimientos, hasta los que no esperaba, además de un título oficial. Luego siempre se puede profundizar y continuar formándose, pero es un punto de partida”.
Gema trabaja como ingeniera agrónoma, desde hace 13 años, en la empresa Tragsatec, para la actual Conselleria de Agricultura Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural. Desde 2007, desarrolla su labor apoyando los controles de condicionalidad en la Comunitat Valenciana. La antigua estudiante del MADRA explica que se trata de controlar la trazabilidad de las ventas de los productos, la fertilización en zonas vulnerables a la contaminación por nitratos, las buenas prácticas agrarias o el uso de productos fitosanitarios y los controles que cada comunidad autónoma debe realizar sobre una muestra de productores que soliciten determinadas ayudas europeas.
De entre las asignaturas del Máster, cuenta que le resulta difícil elegir las más destacables porque todas le han aportado algo: “Desde una visión más amplia de la política agraria comunitaria, pasando por información técnica sobre producción ecológica o sobre cómo fijar precios de productos, hasta estrategias para poner en marcha un negocio”. Además, explica que la formación le abrió los ojos respecto al desarrollo rural y a cómo realizar la puesta en valor de determinados elementos. “El Máster también nos ilustró sobre los principios básicos de la agroecología en sus aspectos más vinculados con la agricultura”, señala la ingeniera agrónoma.
Gema subraya que tiene un recuerdo especial de la realización del Trabajo Fin de Máster a partir de una de las clases prácticas de la asignatura ‘Gestión del Patrimonio Natural y Cultural para el Desarrollo Rural’. “Me resultó muy interesante aprender que existan en el mundo zonas que gozan de una protección del patrimonio agrario ya que, hasta entonces, había oído hablar de la protección de la biodiversidad natural pero no de la agraria, de sus prácticas tradicionales, de sus paisajes, de su cultura, de su economía, etc.”, cuenta. Y continúa, “existen diferentes formas de protección de este patrimonio como los parques agrarios, los sistemas de alto valor natural, los lugares de interés agroecológico o las estrategias de custodia del territorio”.
En cuanto a la motivación para cursar el MADRA, la antigua alumna explica que había cursado formaciones sobre producción ecológica, agricultura biodinámica y otros tipos de agricultura con bajo impacto negativo sobre el suelo y el agua y quería profundizar en la producción ecológica y conocer sus bases a nivel académico. “El máster ofrece una formación mucho más variada en disciplinas, además de la agroecología, que en mi caso me resultaron muy interesantes porque fueron punto de partida de otras formaciones y reflexiones más amplias que la producción ecológica, que se acercan a un cambio más amplio del sistema agroalimentario”, señala.
La ingeniera agrónoma asegura que en su vida profesional ya está presente la producción ecológica, aunque en baja proporción, porque parte de los productores que controla en su trabajo ya producen de este modo: “Y entiendo que esta proporción irá aumentando en los próximos años por el plan de producción ecológica que se va a poner en marcha en la Comunidad Valenciana”. A juicio de Gema, la Agroecología es importante porque representa un equilibrio con el medio ambiente, con las personas y con la economía. La ganadora del Premio Extraordinario cree que los agricultores y ganaderos tienen una gran sabiduría por la experiencia que les da su trabajo, pero no están bien valorados. Por este motivo, a su parecer, no están bien compensados económicamente. “Es necesario un esfuerzo de concienciación sobre la alimentación más saludable y restablecer el vínculo con los productores de alimentos. En definitiva, un cambio en el sistema que nos haga más responsables y conscientes y técnicos que puedan apoyar con sus conocimientos ese proceso”, subraya.