El proyecto `Agrocompostaje´ nació en 2017 con el objetivo de experimentar con diferentes tipos de compostajes y descubrir las mejores mezclas y métodos que permiten elaborar un compostaje con rapidez y de alta calidad. Esta iniciativa forma parte de la Consellería de Agricultura, Desarrollo  Rural, Emergencia Climática  y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana y de  la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche.

 

En los tiempos que corren es necesario actuar ante el problema climático al que se enfrenta el planeta. La producción agrícola, además de muchos otros sectores, necesita cambios para empezar a contribuir a la solución de este problema. En el campo valenciano existe una nueva palabra que responde a esa necesidad y de la cual depende nuestro futuro: el agrocompostaje. 

El agrocompostaje siempre ha formado parte de la agricultura. Numerosas técnicas de cultivo se han basado en aprovechar los recursos naturales y animales para producir el máximo sin dañar el medio ambiente. Sin embargo, con la agricultura intensiva llegaron abonos comerciales que permitían producir más, pero a costa de degradar más el terreno. “Los fertilizantes industriales han servido, sirven y servirán para dar de comer a la humanidad, pero tienen un elevado coste energético en su producción y transporte. Además, su uso indiscriminado lidera los impactos sobre la hidrosfera, en forma de nitratos, y sobre el suelo, puesto que produce salinización, compactación, etc”, así lo afirma Raúl Moral Herrero, catedrático de Edafología y Química agrícola de la UMH. 

Los fertilizantes orgánicos y las prácticas respetuosas con el medio ambiente son más sostenibles y resilientes. Además, una buena dotación orgánica del sol puede llegar a incrementar entre 10 y el 20 por ciento de la disponibilidad del agua. Es más, la materia orgánica compostada da mejores resultados junto a las partículas minerales del sol, protegiendo así el cultivo. De esta manera, esta técnica de agrocompostaje tiene la capacidad de aumentar la fertilidad del suelo, porque recircula los nutrientes y evita la quema de residuos: “Todo esto redunda en la mejora del suelo, la reducción de costes de inputs y, en muchos casos, en la consecución de ayudas europeas por buenas prácticas”, resalta Moral. 

Este proyecto se suma a la iniciativa europea de reducir un 30% el uso de fertilizantes antes de 2030: “No se trata de una moda, sino de una necesidad”, apunta el investigador. 

Si quieres saber más sobre este proyecto de agrocompostaje, puedes leer el artículo entero en esta revista.

 

 

Referencia bibliográfica

Generalitat Valenciana. (2022). La recepta perfecta per a l’economia circular del camp valencià. L´Agraria, 2, pág 8-10. https://agroambient.gva.es/documents/163228750/362859972/AF+L%27Agraria+02+VAL.pdf/83129bd5-2ec3-6b48-398b-eaf423f54d87?t=1671016246205